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domingo, 10 de agosto de 2008

EL ORFANATO

Una de las mayores gracias del cine español – al igual que el nipón – es que sus fantasmas pueden ser muy reales y, en ambos casos, están inspirados en los peores temores de los protagonistas. Esta combinación, en la mayoría de los casos, parece ser suficiente para armar una historia digna de comentar.


La pequeña Laura pasó una parte importante de su niñez en un caserón antiguo que funcionaba como Orfanato de Niños, hasta que fue adoptada y llevada lejos de ahí. Muchos años después Laura, que sigue pensando en su niñez, vuelve al orfanato con su marido y su pequeño hijo Simón con la intensión de reabrir el lugar para ayudar a niños discapacitados.

Con su marido, que es médico, y los recursos necesarios para comprar y arreglar el caserón, Laura da inicio a su plan de acción mientras intenta apaciguar los ánimos de Simón, que comienza a comportarse de manera extraña, asegurándole que cuando lleguen los demás niños tendrá muchos amigos con quién jugar. Sin embargo Simón, lejos de estar solo, le comenta a Laura que él ya tiene amiguitos con quién jugar dentro de la casa… el problema, es que sus amigos “imaginarios” ya comienzan a tomar un tinte medio oscuro dentro del lugar y la situación, y Laura se da cuenta que Simón está cada vez más fuera de su control.

Del mismo director de “El Laberinto del Fauno”, Guillermo del Toro nos sorprende ahora con una historia cruel y descarnada que, como las anteriores, no teme escarbar en lo profundo de la naturaleza humana y los temores para personificar los miedos en su máxima expresión, sin importar el género, momento o edad de los protagonistas, sometiéndolos (nos) a toda clase de torturas psicológicas y arrastrando, de paso, a los telespectadores junto a la marea de emociones que desencadena la película.

En resumen, más que una película de terror, el Orfanato apela a los propios temores y experiencias, resultando de esto una película dramática y triste, de fácil interpretación pero indudablemente más femenina que masculina de acuerdo a la naturaleza luchadora y persistente de su protagonista. Bastante buena.

2 comentarios:

Mauricio Fredes dijo...

Miren miren, de comentarista de cine, saludos pues, que ande bien, m.

Troika dijo...

Recuerdo que disfruté esa película. Quizás se notaba un poco el hecho de que el guión fue construido por un colectivo de más de 10 personas en formato taller (lo indican los créditos iniciales), lo que resultó en algunas discotinuidades de tono narrativo pero nada serio.
Recuerdo además que el final me indicó cálidamente que, ante el fragor de la confusión y el miedo que el adulto sufre ante la deconstrucción de las estructuras lógicas, los niños responden con una claridad diáfana y esclarecedora.