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domingo, 10 de agosto de 2008

¡Abrazos Gratis Para Todos!

En Providencia con Los Leones se puede ver, bastante seguido, un par de tipos sosteniendo un cartel que dice “ABRAZOS GRATIS”। La gente pasa y mira los carteles, muchos desconfían, otros se dejan llevar por la oferta. ¿Qué se hay detrás de esto?


Muchas veces al pasar por Providencia veía un tipo – a veces dos ¡o tres! - sosteniendo un cartel en alto que decía “Abrazos Gratis”, frente al edificio de los caracoles. Y varias de las muchas veces que pasé frente a él me quedé pensando si sería en serio o no, si esto de los abrazos era de verdad o se trataba de alguna campaña, y resultó que había toda una historia detrás.

Aparentemente todo comenzó en Sydney, Australia, cuando Juan Mann caminaba, cabizbajo y entristecido, por las calles de la ciudad. Recién volvía de Londres y se sentía muy solo, pues toda su familia estaba distanciada entre ellos y lejos de él, al igual que sus amigos y, para colmo, su novia había roto con él. En ese escenario, el Sr. Mann, vagaba por la vida conviviendo con su pena cuando una desconocida le salió al paso en una fiesta y le hizo un regalo que cambiaría el rumbo de sus días. Se paró frente a él, le sonrió y abrió sus brazos para envolverlo en un cálido abrazo. Sorprendido, pero curiosamente aliviado, Juan le preguntó el porqué de su regalo y ella le contestó que era porque un abrazo podía traspasar alegría, y ella quería compartir la suya con él.

Seis meses después de ese episodio Juan, que todavía pensaba en ese momento, comprendió que era muy fácil regalar alegría y quiso que todo el mundo pudiera experimentar lo mismo que había sentido él luego que esa desconocida lo abrazara, por lo que decidió que, para no molestar a quiénes no deseaban este contacto físico, se haría un cartel con la frase: FREE HUGS (abrazos gratis) y se pasearía todos los jueves con el cartel en alto promocionando su regalo.

La primera vez que lo hizo, tuvo que esperar al menos 15 minutos antes de que una anciana se decidiera a aceptar su ofrenda, pero luego de este primer éxito, la gente comenzó a prender con la iniciativa y pronto se volvió un juego de niños ver cuántas personas deseaban recibir un abrazo de un desconocido. Juan se puso muy contento y siguió realizando esta labor de alegría hasta que, súbitamente, a la policía le pareció que había algo raro en la campaña y decidieron prohibir los abrazos gratis. Entonces comenzaron las firmas. Tanta fue la gente que firmó a favor de los abrazos, que pronto se restableció el orden anterior y esta vez mucha más gente se sumó al cometido y se comprometió a repartir abrazos junto a Juan. Nuevos carteles se vieron en lo alto ofreciendo esperanza y contacto humano sólo por la alegría de hacerlo y nació una organización. (www.freehugs.com)
El éxito de la iniciativa fue tan comentado por la gente y la prensa, que en poco tiempo se propagó por los demás países hermanos, logrando siempre sonrisas y mimos, hasta llegar a Chile donde nuevos entusiastas abrazaron la empresa y también se sumaron a la campaña de optimismo.

La evolución de la idea se puede apreciar en este “compilado” con banda sonora, cortesía del líder del grupo “Sick Pupies”, quien agradecido por el abrazo que Mann le dio un día en la calle, le regaló a su vez este video: http://ociosoft.blogspot.com/2006/11/abrazos-gratis-free-hugs.html

Esta es la historia oficial tras los carteles, la historia que los creadores de “Abrazos” han querido difundir, y aunque bien puede ser un mito urbano, o un montaje, sigue siendo una iniciativa destacable y, por supuesto, practicable.

Otro dato, el nombre Juan Mann no es un nombre real sino un juego de palabras que se pronuncia “One Man” (un hombre) haciendo relación a que a veces basta un solo hombre para hacer la diferencia.

Es curioso ver como cada vez menos cosas en la vida son gratis, pero definitivamente es satisfactorio darse cuenta de que muchas de ellas siguen siendo las mejores.

Abrazos gratis para todos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy buena idea, reconozco que me ofrecieron un abrazo a modo de regalo en la calle y me sorprendí, mi reacción fue negativa... la próxima vez lo acepto.